Desde esta orilla - TU DUELO CONSCIENTE

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Tu duelo
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La otra cara

TU DUELO CONSCIENTE
Publicado de en Duelos · 8 Enero 2024
El runrun mental del envejecimiento me persigue desde hace mucho. Un cansancio crónico y una discapacidad, me llevaron a describirlo como "si me hubiesen pasado 20 años por encima". Me sentía como si tuviese cincuenta y no los treinta que acababa de cumplir cuando me dieron el diagnóstico. No tenía ni idea de lo que era tener cincuenta años, pero la posibilidad de envejecer tan de golpe, me mostraba una cara mucho más amarga de lo que luego resultó. Tuve que pedir ayuda psicológica para adaptarme a la perdida de "validez física" y aceptar "lo que había". Tuve que pasar mi duelo.

El envejecimiento es relativo. Aunque sea un hecho que el cuerpo no perdona los años, el alma sí puede hacerlo. Adaptarse a una vida sin las capacidades de antes es una de las tareas del duelo según William Worden y es que aunque no es una muerte, los cambios vitales pueden tratarse como duelos, y con ello, ayudar a su gestión emocional saludable.

Esta noche cuando venía en el coche digiriendo mi consternación por el trato violento y cruel de la enfermedad a mi tía Ana, un pedazo de luna llena ha llenado mi visión del Valle. Hasta hace muy poco no sabía que, siempre vemos la misma cara de la luna. Quizás con la vejez pasa igual, solamente conocemos la cara enferma , la mediatizada por la televisión y la prensa, la ajada cara que no por conocida, hoy me ha entristecido menos.

Amiga,
esta noche la luna está rosada.

Ha dejado en mi piel huellas de cerezas mordidas.

Y espero, en vano,
el alborozo de la juventud perdida.

Mi memoria recoge solo el tiempo de un compartir extasiado,
sin quejas ni frenos.

En aquella elegancia de huesos erguidos.

Es de noche y me hago cargo del desconsuelo del recuerdo que habita mi cuerpo ajado.

Sin duda, una entrega de amor a mi misma

Tránsito vespertino hacia la luz desde esa oscuridad
que se  asentó en mi frente
sin preguntar siquiera
cual era mi deseo.

Sin que pudiera advertir qué soledades me habitan.

No hacía falta
Apareció
con la luna
añadiendo valor a mi existencia

Conformando un espacio nuevo entre viejas locuras.

Como jugando con equívocos y aciertos.

Desde el autodestierro silencioso,
que cambió la forma a mis sentires.


Fini


Por mi edad,  no soy la más apropiada para hablar, pero la vida me ha puesto desde siempre a relacionarme con personas mayores que yo; he sido hija mayor, nieta mayor, la más joven de mi equipo de trivial cuando jugaba en el Morrissey.  En general l@s amig@s que me acompañan ya en esta etapa de la vida, tienen entre 10 y 20 años más que yo. Y es gracias a ellos, que  la luna, ha dejado de darme "miedo". Mi madre de 72 es abuela, no porque mi sobrino la hiciera mayor, sino porque mentalmente se ha instalado en esa vejez "que le toca"  y en la que la enfermedad y el deterioro llegan sin remedio. Hace tiempo que está aburrida de la vida y espera la muerte observando "la cara vista de la luna", una luz cansina y mortecina filtrada por la pantalla de la televisión y el visillo del salón.

La otra cara, puede ser una tercera edad exiliada de las pantallas.  No son el abuelo cascarrabias o la abuela de luto eterno. La cara oculta de la luna es un sector de la sociedad que las estadísticas sitúan como piedra angular de muchas familias, en las que no solo son soporte económico, sino que cuidan y educan a los más jóvenes. Es en esta cara donde encuentro a mis amigos. Su aceptación y resiliencia les permite componer música, aprender a bailar swing,   hacerse hortelanos, recorrerse media Europa en caravana,  escribir poesía (como esta maravilla que me ha prestado mi amiga Fini),  estudiar el tarot o iniciarse en una nueva relación. Mi padre con 77, no ha rechistado durante los más de 20 días que ha dormido en el suelo de la tienda de campaña en África.

Gente que me quiere, no considera adecuado mezclar mis reflexiones personales en un blog público, pero este es mi medio. Ojalá pueda ver mis huellas de cerezas dormidas siempre, escribiendo desde aquí, y jugando con equívocos y aciertos sepa ver  la cara oculta de la vida. Gracias a quienes me enseñáis tanto, gracias también a Emilio por poner tremenda voz a este poema y a Pepe Pérez por su acompañamiento musical.

El poema de Fini, con voz y música:




Isabel Cantos
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