Como la mantequilla, la mahonesa o la Coca-Cola, por el Sur, en verano, se necesita una lectura light. Por supuesto, una sobremesa digestiva, una silla de playa ligera y una sesión de fitness llevadera. Lo único que se permite profunda, extra o King size, para no saturar la diluida sanidad pública (esa también se está volviendo light), es la siesta, la paga y la cerveza.
Con este plan (hoy 43° a la sombra), una convocatoria de elecciones no pega ni con Super Glue-3® (tan pegajoso como este calor). No obstante la temperatura, el día posterior al 23J puede salirnos incluso más caro e indigesto que moluscada de ostras.
No está mal recordar entonces, algunos hechos de profundidad variable que, como la nubosidad de Picazo McFly, nos pueden llevar de vuelta a 1936. Por ejemplo,
la incomprensible temprana edad de jubilación,
el pesado impuesto a las grandes fortunas,
la excesiva agua de Doñana,
el ininteligible impuesto a Amazon® (habiendo sol por el que cobrar no se entiende la verdad...),
la densa red de amistad de los medios,
la cargada subvención a la educación privada (la pública mejor light, que se nos puede atravesar la digestion),
el tupido velo sobre el narco Dorado,
la oscura naturaleza de las mujeres no-vasija,
el espeso aire del Madrid central y por supuesto, el profundo sentimiento de paternidad de B. Osborne.
Que tengan ustedes una buena digestión.