Comprarte un pantalón pirata cuando la moda finalmente se impone, incluso cuando dijiste mil veces que era horrible, es algo que me empata a oportunidad de chanza con mi amiga Anabel.
Más allá de la anécdota, siento que la broma es demasiado frecuente y a día de hoy no lo entiendo.
Si haces lo que criticaste eres incoherente,
Si cambias de opinión eres una veleta, una chaquetera,
Si te emociona lo que nunca te inmutó es que estás chocheando,
Si haces lo que dijiste que no harías es un escupitajo al cielo que te ha caído....
Que sea apóstata con certificado, quizás sea suficiente para que te extrañe, que últimamente en mis meditaciones, me mantenga anclada al ”aqui y ahora", recitando/rezando ”Señor Jesucristo (al inhalar), ten piedad de mi (al exhalar)". Asimilada mi propia sorpresa, admito que no es más que un mantra en castellano, eso sí, con mucho INRI...
Creo que si me pongo podría encontrar más ejemplos de que esta sociedad penaliza el cambio, y si bien éste, no tiene por qué ser para bien, hoy esto lo siento claramente como una injusticia. Si como dicen los estudios la ansiedad la depresión, la bulimia, la hiperactividad, no son más que la mejor respuesta del cuerpo mente infantil para sobrevivir al trauma, sospecho, sin ser ninguna experta, que esas herramientas de niño, evolucionan con la edad, y el cambio busca seguir aliviándonos a base de prueba-error.
Toda esta disertación en plaza pública no viene más que a justificar mi último "cantismos", a pesar de que mil veces dije... "Ni uno más.... " Llevo toda la mañana jugando ¡En mi cama encima! Con esta preciosidad sin bautizar todavía, que ahora no deja de morder mi boli y mi dedo....
Hago pues desde este humilde escrito, un homenaje a mis amigos del grupo "escupitajos", el cual fue bautizado al tiempo que sus entonces jóvenes integrantes se empezaban a mojar con tanta saliva al aire. Y espero a cambio de esta desnudez parcial, algunas propuestas de nombre para la nueva fémina felina de HabitarNos.