El otro día fui a trabajar y en el crepúsculo una banda de flamencos sobrevolaba el hospital.Anoche, entre el nublado cielo, la luna casi llena, apareció fantasmagórica iluminando todo el jardín.Esta mañana, el amanecer se colaba por el este, entre las nubes, dibujando una preciosa figura de algodón iluminada por detrás.El campo está verde supongo que como todas las primaveras pero a mí me parece más intenso y moteado. Son aulagas, malvas, margaritas y jaras. Todas ellas salvajes, de una viveza tan bruta que su tronco es casi el de un árbol en solamente un par de mesesConduciendo hasta aquí (escribo desde El Palmar), Charco Redondo, está de nuevo pleno.Y es que la vida vuelve en primavera. Eso parece recordarme el universo que se llevó a mi madre tal noche como la de hoy, hace un año. No obstante, con mi dispersión habitual, en lo que va de mes, varias veces he caído en la fecha con miedo a que me pasara desapercibida. Sintiéndome culpable por adelantado. Digamos que tengo experiencias varias, sobretodo con mi amiga Txus, de saber cuando es el cumpleaños, pero como no sé en qué día vivo, me acuerdo antes y después, pero no el día que cumple.Siento un agradecimiento enorme hacia todos los hombros que se me han ofrecido en este tiempo de duelo. También a mi familia, que ha estado empujando este carro con una sola rueda cuadrada que parecía descarrilar desde el minuto uno. Pero mi gratitud está concentrada hoy en estas maravillas que mi madre utiliza para hablarme de belleza, de paz, de luz y vida. Solo necesito estar aquí y ahora para que cada pequeño fractal se convierta en una obra de arte de la naturaleza.
Señales
Publicado de Isabel Cantos en Duelos · 19 Abril 2025