Desde esta orilla - TU DUELO CONSCIENTE

Dentro de esta marejada en la que me encuentro desde hace unos meses, y que ha cambiado de rumbo de mi padre a mi madre bruscamente, hay olas más grandes que otras. Hoy os cuento como manejo mi barca, con mi particular síndrome de la impostora. El peso de la cultura judeocristiana en esta "roja" convierte a Dios en "Universo" pero no elimina los castigos.

Llevaba tiempo planteándome un posible castigo del universo por mi "osadía" al hablar de la muerte "sin conocerla". Recuerdo que una mañana me levanté sintiendo esta posibilidad muy fuerte. Me pregunté ¿Qué es lo peor que me puede quitar la vida? Habiendo transitado la posibilidad de mi propia muerte con anterioridad, se me vinieron a la cabeza mis niños Teo y Oliver. Recuerdo una punzada en el pecho toda la mañana. Mi dolor era como muy real y al pensar en mi hermana, su madre, se me saltaron las lágrimas.  

Lo sé, el Universo no castiga, si acaso el Karma te enseña, pero cuando a mí madre le han detectado está masa inoperable en el abdomen, cuando he aceptado que la vida de mi madre llega a su fin, me he sentido aliviada.

Se lo he contado a ella, a mí madre. Le he transmitido este alivio con culpabilidad inmensa. Le he contado esto con miedo a que crea que estorba. Alivio miedo y culpa, estos son los temas que se tratan en la cuarta sesión de los Death Cafés divulgativos que he preparado para el Valle del Guadalhorce. Son sentimientos normales en el duelo y parece que no me voy a dejar uno atrás,  lo estoy haciendo "de libro".

Tengo también una parte buena, y es que si no fuesen por mis "autosesiones", estas emociones que poco a poco transito estarían envueltas en un sufrimiento infinito. La vida duele, la muerte también, pero no gestionar el sufrimiento, es la puerta de entrada a un duelo patológico. Entregarnos a lo que está ocurriendo con honestidad y autocompasión puede guiarnos en un duelo fisiológico connatural a los seres vivos inteligentes

Ya os contaré cómo me va, firmado, una impostora en duelo.